¿POR QUÉ TODO CAMBIA?
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Jorge Vulibrun 1

Vivimos en un mundo en constante transformación, donde los procesos se presentan como un remolino que resiste a nuestros intentos de controlarlo. Esta mutabilidad acaba confirmando que todos los procesos con los que nos relacionamos, incluso nosotros mismos, carecen de sustancia duradera, son intrínsecamente vacíos. Este hecho, que el budismo llama avidia, 'ignorancia fundamental', es la fuente principal de nuestras angustias. Por eso, es esencial entender el porqué de esa característica impermanente.
El texto siguiente se refiere a problemas encontrados en la predicción de fenómenos meteorológicos (Weiner, Jonathan; Planeta Terra; Martins Fontes, 1988; pág.105):
"A partir de los datos meteorológicos organizados y simplificados, las computadoras están programadas para aplicar las leyes físicas, calculando la forma en que una masa de aire puede afectar a las masas de aire vecinas. Cinco ecuaciones son suficientes para la descripción de estas leyes (a pesar de que pueden añadirse algunas más, como complemento de ellas). Estas cinco ecuaciones del movimiento incluyen las leyes del movimiento formuladas por Sir Isaac Newton, la tercera de las cuales es: 'para toda acción existe una reacción igual y opuesta'. Esta es la fatídica formulación, porque las reacciones son precisamente lo que hace complicada la evolución de la atmósfera. Cada movimiento sufre, en cierto modo, el efecto resultante de la acción de todos los demás que le rodean, tal como cuando lanzamos varias piedras en un lago, las ondulaciones respectivas interactúan y se mezclan. Las ecuaciones en sí son elegantemente simples y todas ellas caben en el reverso de una postal. Pero el mar de movimientos que describen es extremadamente complejo.”
Esta descripción puede extenderse al comportamiento humano. También aquí tenemos un conjunto de reglas que caben en una postal, sean los Diez Mandamientos, las normas confucianas o las formulaciones éticas de otras culturas. Pero su aplicación en el mundo de la interacción humana real tiene las mismas dificultades que la predicción meteorológica, ya que las reacciones de los demás a nuestras acciones, y nuestras reacciones a sus acciones, son incontrolables, tanto más cuanto mayor es la cantidad de interacciones. Se crea así una red cada vez más amplia de incertidumbres que recuerdan piedras que caen en un lago produciendo ondas concéntricas que se irradian en todas direcciones, superponiéndose.
Esta es la visión de mundo que el Yi Jing, el Libro de los Cambios, nos transmite: el hombre está inmerso en una red interdependiente y el libro, con sus hexagramas constantemente en mutación, nos ofrece un referencial, una guía para movernos dentro de esa red. Él se presenta como una brújula que nos permite orientarnos en la aparente confusión de los procesos.
El Yi Jing nos dice que las cosas cambian de forma parecida al encuentro de dos personas. Cada una de ellas venía recorriendo su camino, siguiendo su propio dao. Para cada una de ellas existe lo correcto y lo incorrecto, lo deseable y lo indeseable; estos valores, sin embargo, no coinciden necesariamente entre ellas: lo que es bueno para una no lo es para la otra. Cuando los dos caminos se encuentran, interactúan y, así como en la atmósfera o en el lago, sufren desvíos resultantes de las nuevas circunstancias. Es, pues, de ese encuentro, de esa interacción, que aparece el cambio, la mudanza.
Esto no quiere decir que uno de los caminos sea mejor que el otro, ni que uno deba predominar sobre el otro. Lo que es enfatizado es que es inevitable que la acción de uno sobre el otro los influencie mutuamente, resultando en ... cambios.
Wang Bi dijo (226-249 d.C.) (en Lynn, pág.27):
“¿Qué es el cambio? Es lo que nos es traído por la interacción de la 'tendencia natural de las cosas' [情 qíng] y sus 'tendencias contradictorias y espurias' [偽 wèi]" [o, en otra versión del mismo traductor] "... por las cosas como realmente son [qíng] y su tendencia a ser lo que por su naturaleza no son [wèi]”. 2

Vemos que en chino existen connotaciones y resonancias que enriquecen el significado del concepto 'cambio'. Qìng no sólo incluye "lo que las cosas son", sino que también hace referencia a nuestras emociones, pasiones, y, por extensión, voluntades y deseos. El concepto es tan general que los budistas lo eligieron para expresar la capacidad de sentir de todos los seres vivos. Debemos destacar que está implícito que al sentir una emoción es verdadera: no hay espacio para dudar de una emoción sentida. Podemos no aceptarla, podemos confundirla con otra, podemos incluso intentar reprimirla, pero ciertamente la sentimos. 3
Por otro lado, wèi no debe ser considerada como "falsedad" absoluta o referida a un conjunto de patrones "correctos" por naturaleza o por definición. Una actitud que puede ser correcta para otra persona es equivocada para mí; las metas correctas para las características y las circunstancias de otra persona son absolutamente inadecuadas para mí. Como el reverso también es válido queda claro que, andando por el propio camino, se producirán ondas de choque resultantes del encuentro entre las dos 'direcciones correctas', con el resultado de un correspondiente cambio de rumbo en las dos partes. Esas tendencias diferentes y/o espurias no son nuestras, no están en nuestra naturaleza, sino que se nos imponen por la simple interacción con el mundo que nos rodea y acaban limitando e interfiriendo en la manifestación de las tendencias que, estas sí, son nuestras. Tenemos aquí, saltando por encima del tiempo y de la distancia, el "yo soy yo y mis circunstancias" de Ortega y Gasset, en el cual 'yo' se refiere a 'qíng', aquello que es auténticamente 'mío', y las 'circunstancias' a 'wèi', lo que me es impuesto por lo que me rodea y que, por lo tanto, no es mío, pero que forma parte integrante de mi vida (lo que Ortega llamaba 'horizonte vital').
Wang Bi hace, en realidad, una reinterpretación de un texto que ya aparece en el Xì Cí (XII, 2), el más filosófico de los apéndices del Yi Jing:
Los grandes sabios [...] completaron lo auténtico y lo espurio por la organización de los hexagramas.
En el Xì Cí el qíng wèi es algo que se expresa en los hexagramas (que se constituyen en un modelo de cómo funcionan las cosas), pero Wang Bi los presenta como la causa misma de los cambios, reforzando la relación existente entre los hexagramas y las cambios de las situaciones vitales que experimentamos.
Además, debemos recordar que uno de los conceptos fundamentales del taoísmo es que los pares complementarios se generan unos a otros, apareciendo, necesariamente, al mismo tiempo y relativos el uno al otro. Así, en el Dao De Jing, cap. II, se dice:
En el Universo podemos ver belleza solamente porque hay fealdad.
Conocemos el bien como bien solamente porque hay el mal.
En consecuencia,
tener y no tener aparecen mutuamente,
difícil y fácil se complementan mutuamente,
corto y largo se contrastan mutuamente,
alto y bajo se firman mutuamente,
la voz y el sonido se armonizan mutuamente,
delante y detrás se siguen mutuamente.
Por lo tanto, [...] los diez mil procesos crecen y caen sin cesar.
En función de la relatividad propia de los conceptos, lo que es verdad para nosotros es erróneo para otros y siempre vamos a encontrar a alguien que no esté de acuerdo con nosotros, por más seguros que estemos de nuestra posición. Al presentarse simultáneamente esas "verdades", su confrontación acaba produciendo (o debería producir) cambios en ambas partes. También podemos decir que, dentro de la misma persona, muchas veces el conocimiento de algo, aunque real, o sea, ajustado a la naturaleza de esa cosa, genera, como consecuencia inmediata, errores o engaños de diversos tipos 4 eso, nuevamente, se constituye en la fuente generadora de cambios por la confrontación de qíng y wèi.
Debemos destacar la importancia del papel de wèi, lo espurio. Primero, los cambios se originan de la interacción del espurio con nuestras tendencias naturales que, dejadas a sí mismas, no sufrirían ni producirían modificación alguna. Así, la riqueza vital, introducida en nuestra vida por los cambios, se origina, en cierta forma, del espurio, de lo que no es nuestro. En resumen, el auténtico no genera cambio por sí solo, lo que significa un estancamiento; es la acción del espurio lo que provoca los cambios, haciéndonos progresar. La sabiduría popular de Occidente nos dice prácticamente lo mismo: "Debemos aprender de nuestros errores" o "A veces usted necesita romper la cara, para madurar un poco". Segundo, no debemos cometer el error de ver wèi sólo como el origen de problemas ya que él, claramente, es también la fuente de oportunidades para nuestro crecimiento personal.
Obviamente, tenemos preferencias sobre el resultado de esa interacción, pero no siempre conseguiremos lo que nos gustaría. ¿Cómo maximizar las posibilidades de influir en ese resultado? Recordando el concepto de semilla que fue analizado en el texto 'Cómo relacionarnos con nuestras circunstancias' en este mismo sitio. Es siendo consciente de esa semilla de cambio, del momento en que el qíng encuentra el wèi y antes que la inercia de ese encuentro determine un resultado, que tenemos alguna oportunidad de influir en ese resultado.

El juego entre qíng y wèi ilumina el significado de otro concepto fundamental de la filosofía oriental: el karma. En Occidente, así como en numerosas escuelas de pensamiento de Oriente, tendemos a dar a este concepto un sentido trascendente y religioso (sea hinduista, budista, taoísta, etc.), vinculado a ideas como la reencarnación o una especie de ley divina que, dirige nuestros actos. Esta vinculación limita el sentido del karma ya que, etimológicamente y literalmente, en sánscrito significa "acción" y se refiere a las consecuencias de nuestros actos. Si consideramos las sucesivas interacciones entre nuestros qíng (que acaban cambiando con el tiempo) y los wèi's con que nos encontramos a lo largo de nuestra vida podemos observar que poco a poco acaba produciéndose un significativo alejamiento de nuestra situación inicial. El conjunto de esos alejamientos, que nos ponen en situaciones significativamente diferentes de la inicial, puede ser llamado karma, o sea, las consecuencias acumuladas de nuestras acciones, resultantes, a su vez, de la interacción entre el qíng y los wèi's. Podemos decir que ese karma será "malo" si las interacciones entre qíng y wèi provocan en nosotros actitudes descuidadas, sin embargo el karma será "bueno" si esas interacciones generan reacciones equilibradas y armónicas entre nosotros y nuestras circunstancias. 5
También podemos decir que 'aquí-y-ahora' somos el resultado tanto de los qíng's que experimentamos en momentos pasados, como de los wèi's con los que nos encontramos y de la forma en que reaccionamos a esos encuentros. Resultado, en otras palabras, de toda nuestra historia de vida, sean hechos dolorosos, como accidentes, o simplemente la interacción, amorosa o no, con nuestros padres o amigos. Esto puede haber producido maduración, crecimiento como seres humanos o frustraciones, deterioro y depresión. Evaluar de esta forma nuestro pasado puede permitirnos comprender mejor el porqué de ser de cierta manera en nuestro presente e iluminar los posibles cambios que podríamos implementar para ser más felices, o sea, más equilibrados con nuestro entorno, en nuestro futuro.
Podemos extender estos conceptos, aunque un poco ambiguamente, a la relación entre China y Occidente. Ella es nuestro espurio que puede hacernos progresar al introducir cambios ..., así como nosotros a ellos. Por supuesto, inicialmente lo espurio provoca miedo y rechazo (como sucedió en China cuando la cultura occidental se manifestó en su territorio en el siglo XIX), pero el efecto positivo del cambio acaba concretizándose (como sucede en la China de hoy con su industrialización y progreso tecnológico). ¿Cómo vamos a reaccionar ahora que China está empezando a manifestarse entre nosotros?
Es interesante citar el capítulo entero del Xì Cí (A.XII.2) ya que presenta la función de los diversos elementos que se reúnen en el Yi Jing:
Los sabios
agotaron sus ideas mediante la creación de imágenes,
agotaron lo auténtico y espurio por la organización de los hexagramas,
agotaron sus palabras al adjuntar los comentarios,
agotaron lo conveniente por las transformaciones y sus interpenetraciones,
agotaron lo espiritual por la música y la danza.
Vemos que en la concepción de los autores de Xì Cì:
- No hay idea para expresar fuera de las imágenes del libro, ya que estos son comprensivos.
- Todas las acciones y reacciones posibles se reflejan en los hexagramas, es decir, todas las situaciones y sus evoluciones más probables se reflejan en ellos.
- Todo lo que hay que decir se sitúa en las palabras del Dictamen y en los textos de las líneas.
- Todas las situaciones favorables, que el hombre busca naturalmente descubrir, y las desfavorables, que procura naturalmente evitar, se reflejan en las transformaciones de los hexagramas.
- Las imágenes agotan las ideas, o sea, están en el campo de lo intelectual. Pero el espíritu del hombre es mucho más exhaustivo, porque sólo se agotar con la música y el baile, esto es, con la práctica. Tenemos aquí una condición para el Yi Jing: sin la práctica no es enteramente comprehensivo y, en él, la práctica significa utilizarlo como herramienta de consulta como defendió Zhu Xi. Podemos añadir que frente a la música y la danza hasta la filosofía silencia: mientras la filosofía occidental poco discutió la música (que es un ser permanente estar-siendo), varios filósofos trataron extensamente del significado de la literatura o de la pintura, como, por ej., Merleau Ponty lo hizo con Cezanne. La filosofía (debido a su preocupación por el "Ser") sólo parece sentirse a gusto, en general, con lo que puede congelarse en el tiempo (como textos y pinturas) a pesar de que es propio del espíritu humano flotar en el tiempo (Bergson fue una excepción al considerar la 'duración', el espacio temporal entre dos momentos, como la definición ontológica del hombre).
Así que el Yi Jing nos impulsa a cuidar de lo nuevo que nos rodea, a aceptar la influencia de nuestras circunstancias y a no reaccionar ante ellas con temor. Pero ¿cómo entender todos los aspectos y matices de la situación en la que estamos involucrados? ¿Y por qué el Yi Jing utiliza un método aleatorio para la consulta?
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NOTAS
- ↑ Este trabajo incluye fragmentos del libro del autor: “Yi Jing (I Ching) Una herramienta para el autoconocimiento”, que puede encontrarse en este sitio www.yijingorienta.com.br/ .
- ↑ 情 qíng (etimológicamente, una planta que crece en nuestro corazón): "Lo que una persona realmente siente; sentimientos, emociones, pasiones; corazón, naturaleza humana, disposición; simpatía, compasión; circunstancias; los hechos de una situación; la verdad de un asunto, verdadero, sincero; en el Budismo: la sensación; habilidad; pensamiento, mente, emoción". // 偽 wèi (etimológicamente, un mono ... que parece hombre, pero no es): "Falso, no real, falsificado; inauténtico, simulado; falsificar, mentir; plagiar; engañar, pretender, simular; equivocado”. [Cf.: Espurio: "No genuino; supuesto, hipotético; que no es del autor al cual se atribuye; adulterado, modificado, falsificado. Ilegítimo, ilegal".
- ↑ Interesante destacar el paralelismo con el cogito de Descartes: tanto la emoción como el pensamiento se nos imponen en nuestro campo mental.
- ↑ Por ejemplo, en actitudes drásticas para afirmar y/o imponer esa verdad a otros, o cuando alguien, entusiasmado por poseer esa verdad, tira de ellas conclusiones apresuradas, etc.